Esta cavidad, orientada en dirección 47º N., presenta al exterior dos aberturas, una de ellas impracticable por su reducida superficie, la otra de 1 x 0.5 metros, verdadera boca de la cavidad, da paso a una corta gatera vertical, bajo la cual se abre un pequeño pozo de 5.5 metros que nos coloca en la parte superior de un empotramiento muy cimentado y compacto de 10 metros de longitud. A partir de este punto, es posible proseguir la exploración en dirección SW. tras descender un pozo oblicuo de 13 metros, o bien, en dirección NE. a través de una vertical de 20 metros (esta 2? alternativa es la más recomendable y placentera). Las dos vÃas nos situan en el irregular suelo de la diaclasa. La parte más interesante de la cavidad es la situada en el extremo NE., donde destaca un pozo circular de 3.5 metros de diámetro (tubo de erosión) que continúa por debajo de la mÃnima cota establecida en las exploraciones del E.C.C. (38 metros), pero encontrándose totalmente obstruido por abundantes materiales clásticos que impiden su completa exploración. El principal proceso reconstructivo de la cavidad (y casi el único) se encuentra justamente en ese pozo, recubierto en su totalidad por una espesa colada parietal y formaciones cenitales, estas últimas en una repisa situada a la cota de -27 metros. A finales de los años 1990, se desobstruyó una nueva boca que conecta con un nivel medio a esta cavidad, la nueva boca se sitúa a sólo 6 metros de la principal rumbo 170º N.M., posee unas dimensiones de 0'95 metros por 0'55 metros, y está practicamente oculta por la vegetación. |