Durante muchos años el pueblo de la Villa de Altura luchó por conseguir agua propia; y aún teniendo fuentes, éstas se encontraban muy lejanas del núcleo urbano y su caudal no permitía la subsistencia. Debido a la escasez de agua en el pueblo, muchas personas marchaban a buscarla a otros pueblos y regresar con cántaros llenos, lo que no sólo conllevaba tiempo y esfuerzo, si no que, muchas disputas con los pueblos aledaños. En el año 1911, fue cuando los Alturanos/as decidieron ponerse de acuerdo para perforar un pozo junto a la fuente del Berro con la esperanza de descubrir en él, el preciado y por entonces escaso liquido del agua. Los Alturanos/as, desesperados por encontrar una solución pidieron bajar a la Vírgen de la Cueva Santa a la Iglesia de San Miguel para poder rogarle por encontrar agua. Así se hizo; y mientras los aldeanos de la villa buscaban y buscaban en el pozo subterráneo donde una vez hubo agua, los demás residentes rogaban a la Virgen en la Iglesia. Se realizó un novenario en su honor, pidiéndole uno de los milagros de los que hacía años ya cumplía. Durante uno de estos novenarios ocurrió el milagro. Tras cuatro años de arduos trabajos, sin más herramientas que el pico y la pala, los Alturanos lograron abrir una galería de unos 650 metros de longitud, y entre 0'5 y 1 metro de anchura y alrededor de los 2 metros de altura, que discurría 21 metros por debajo de la fuente del Berro, de la que súbitamente empezó a manar un gran caudal de agua durante la noche del 24 al 25 de marzo de 1915. Las campanas de la Iglesia de San Miguel tocaron aquel día sin cesar, celebrando que el pueblo había conseguido finalmente su preciada agua. |