La cavidad presenta tres bocas, la más amplia y cómoda se debe al hundimiento de una porción del techo. Tras franquear esta boca, una cómoda rampa nos conduce a la entrada real de la cavidad, acondicionada con cerramiento de piedra en seco, y que debió contar con puerta de traviesa para encerrar ganado. Tras atravesar la puerta nos situamos en una espaciosa sala con suelo bastante plano y sin ninguna piedra, seguramente acondicionado por el hombre, presenta unos 10 metros de largo por unos 8 de ancho y una altura de 1,8 metros, en un extremo de la misma se encuentran dos aberturas en el techo que comunican con el exterior y contribuyen a iluminar débilmente esta estancia. En la parte más baja hay una comunicación con una sala paralela, existiendo entre ambas un escalón vertical de 4 metros que podemos descender sin dificultad caminado por encima de un gran bloque. El suelo aquà es muy irregular con zonas ocupadas por piedras otras a distinto nivel y tramos con formaciones reconstructivas. Junto a una pared con goteo de agua permanente se encuentran dos pequeños troncos vaciados (gamellones en idioma de los lugareños) para recoger agua. Para legar al agua o transitar por esta segunda sala es necesario utilizar iluminación artificial. El techo de la cavidad lo forma un potente y compacto estrato de roca, el cual sólo tiene un espesor de 1,10 metros, y sobre el que se asienta la vegetación exterior. Cavidad formada por disolución cárstica sobre rocas calizas. El topónimo de la cueva es debido a que antaño, los masoveros y pastores acudÃan a proveerse de agua cuando trabajaban por los alrededores. Al final de la década de 1940, la cueva fue utilizada ocasionalmente como refugio por un grupo de maquis pertenecientes a la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. |