Las Cárcamas de Cerdaña son un conjunto de fracturas abiertas al exterior y que se conectan entre sí en varios puntos (La Gran Grieta (Benafer) ). Son relativamente cómodas de visitar, pues la anchura media del conjunto es de algo más de un metro, y se puede acceder a las mismas por algunos de los extremos, aunque hay que considerar que el suelo es algo inestable en algunos sitios, además de haber desfondamientos que necesitan de material técnico de exploración vertical. La profundidad varía según zonas, pero puede alcanzar en algunos puntos cerca de 15 metros de alto, a lo hay que sumar la profundidad de simas y desfondes. En un extremo del conjunto se halla esta sima, que es la única cavidad realmente subterránea y que posee también un topónimo singular. En otra de las zonas, las grietas descienden bastante, y aunque son ya cavidades donde no llega la luz, en realidad forman parte de las fracturas, que han sido parcialmente colmatadas.
Esta cavidad también es denominada SIMA DEL CURA (Según el topónimo publicado en la referencia bibliográfica indicada en el apartado correspondiente, cuyo origen es desconocido). Boca de aspecto triangular orientada al NE, de 1'6 metros de altura por 2'80 metros de anchura a la que sigue una resbaladiza rampa rellena de hojarasca de 4'3 metros de longitud que finaliza en una vertical absoluta de 8'5 metros. La base del pozo anterior está constituida por una estancia de 8 metros de longitud y una anchura variable entre 1'5 y 3 metros. Las paredes están muy húmedas, con pequeñas gotas de agua condensada en las paredes. La única continuación de la sala la encontramos en dirección NE, debiendo de atravesar un promontorio lateral de tierra arcillosa, muy blanda, y que a la derecha aparece un boquete de -2 metros, facilmente destrepables y por el que se accede a una última estancia, a modo de sala alargada, desahogada, de 12 metros de longitud por 1'5 metros de anchura media, lugar donde se alcanza la cota mínima de la cavidad (-16 metros).
Se desconoce la etimología del topónimo de “Cárcamas”, pero todo parece indicar que pueda tener relación con los términos españoles cárcamo “hondo, zanja”, o cárcava “hoya o zanja grande que suelen hacer las avenidas de agua, zanja o foso”, en opinión de la lingüista Natividad Calpe, en su libro sobre “Toponimia del Alto Palancia y Alto Mijares”. No se han encontrado referencias históricas de las Cárcamas. Ninguno de los escritores que hablan de la Cueva y Sierra de Cerdaña mencionan las Cárcamas (J.A. Cavanilles, 1797; Pascual Madoz, 1850), salvo Sarthou Carreres (1913) que sí las cita pero sin añadir más. Tampoco se citan en unos acuerdos sobre el supuesto término de Caudiel en 1779, donde sí se mencionan la Cueva y las Peñas. Y lo mismo ocurre con una delimitación del término de Pina, de 1726. |